viernes, abril 01, 2005

Descubrimiento (duh)...

Lo que queda tras el irremediable fracaso del proyecto emancipatorio de la modernidad es una constante incertidumbre existencial. Ante la insuficiencia de las instituciones modernas, toda noción de orden se hace añicos. El cadaver de dios aún estaba tibio cuando la Razón ocupó el trono. Hoy que la Razón se ha deconstruido a sí misma ¿quién ocupará la silla que ha quedado vacía? Las consecuencias de este tremendo vacío no son menores. En el campo político, por ejemplo, la esfera pública se privatiza (y se mediatiza): el compromiso social es efímero, momentáneo y espurio. El pragmatismo individualista se convierte en rey. Ello redunda en (y es consecuencia de) una especie de inseguridad ontológica que sitúa al (des)sujeto ante un situación descentrada, placenteramente perturbadora, en la que "todo se vale". Nuestro país es un claro laboratorio donde se experimenta con las tensiones entre tradición y (post)modernidad. Entre una grey católica y guadalupana que sufre por la agonía del Papa, y la vuelta del díazordacismo que se avecina, entre un régimen democrático que no termina de cuajar, y un autoritarismo que no acaba de desaparecer, parece que hoy (hoy, hoy) nos debatimos, pues, entre la solidaridad y la indiferencia.
PD
I have chosen the later...

1 comentario:

Eowyn Zirbêth dijo...

Amo los gatos, me encantan. Tampoco soy bióloga y me revienta un poco ese servilismo de los perros. Sin embargo... Son más inteligentes. El gato no va por el palo que le tiras porque no entiende de que va. Pero saltará tras el cordel hasta que tú te canses de moverlo. Son bichos más independientes, menos gregarios, etc., de acuerdo contigo. Pero menos empáticos. Es que no deja de chocarme que odies el servilismo en los perros, pero te quejes del caracter gatuno de los humanos. Ya se que hay un mundo, pero la clave, al menos una de ellas, está en que desgraciadamente nuestra cosidad es más gatuna que perruna. En fin, no estoy siendo muy coherente. Será la fiebre. Que ganas tengo de volver a tener gato en casa.