sábado, septiembre 30, 2006

Círculo (circulo)

El círculo es una figura que me persigue últimamente. Todo se me presenta en las formas circulares más variadas (como si hubiese otras además de grandes y pequeñas, con líneas perimetrales gordas o flacas): desde la mancha pardusca que deja el café caliente sobre mi escritorio, hasta la vuelta al punto de partida y el ciclo que termina y comienza una vez más, casi infinitamente. Hay en ello una extraña mixtura de déjà vu y eterno retorno, de volantín vertiginoso, de paramnesia y reconciliación, de piedra arrojada al centro de un tranquilísimo lago. Es innegable que giro las mismas llaves y abro las mismas puertas, camino por los mismos pasillos y me encuentro con los mismos rostros de siempre. Esclavo de este patético círculo, pero ahora girando desde otro eje, desde un desplazamiento mínimo pero significativo, desde una visión paralática (otra de las obsesiones que me acosan). Antes sospechaba que qua bípedos implumes dejábamos un rastro etéreo conforme íbamos muriendo, un rastro que dibujaba figuras caóticas y azarosas (el azar, flatus vocis) a la manera de las babosas en el cemento. Ahora lo dudo. Y me asusta un poco que, tomando cierta distancia, tales figuras adquieran una clarísima forma circular, cíclica, de engranaje donde todo calza y todo está ya visto y dicho. El dilema no radica en ser o no ser. Postularlo así no es más que una payasada literaria glorificada. ¿Será que el verdadero dilema se sitúa precisamente entre aceptar y no aceptar esta maldita circularidad?

miércoles, septiembre 27, 2006

Volver

Es cierto: la vuelta es la ida en más de un sentido, y viceversa. Caminar tanto para llegar al mismo punto. Desde luego, llegar convertido en otra cosa, en algo diferente de aquello que se fue hace casi una década, quién sabe si más o menos, pero diferente. Escribo, sí, pero ahora desde este otro lado, con todas estas otras cosas, y todo esto es aparentemente críptico y sin sentido. Pero precisamente por ello es tan ilustrativo de lo que está pasando aquí; de por qué; de cuándo, etc. Regreso a la escritura compulsiva (y no sólo a la escritura compulsiva), y me aferro a ella como un ancla, como un punto fijo en esta rueda hamsteriana e infinita que es la ida la vuelta la ida la vuelta, como para sentir que a pesar del largo trayecto, de la circularidad de perro persiguiéndose la cola, soy el mismo y al mismo tiempo alguien distinto. La ida es la vuelta, sí, pero el lugar de retorno no es igual. Ahora, de este otro lado, el pasto es quizá un poco más verde, y el llanto de la chica de ayer así me lo confirma. Y el mundo es así, pero no es así, y etc. Devoré letras los últimos veinticinco años. ¿Será ya el tiempo de vomitarlas?

martes, septiembre 26, 2006

Nostalgia

La nostalgia como fundamento ontológico alude a una sospecha ineludible de estar siempre en el lugar incorrecto, a la hora imprecisa. En vivir a destiempo. Evoca un pasado distante o un futuro lejano, pero nunca se sitúa en presente. Detrás de todo ello se extiende una sed de excentramiento, una búsqueda infructuosa (zas, con la palabrita) de esa perspectiva panóptica que permita ver el instante en que uno va cayendo en el pozo infinito que es, también, uno mismo. Juego de espejos, mirada paralática, oblicua, que alude a un ligero desplazamiento. Reconocimiento del vacío constitutivo alrededor del cual se forja el ser y, que por ende, produce sujetos escindidos, huecos, que a diferencia de lo que canta el poeta, deshacen el camino al andar. Pareciera que hay un destino fatal, una aceptación tácita de lo que le acontece a quien es atravesado por dicha nostalgia. Pero no, hay más bien una elección, la adopción de una postura, una decisión que en lugar de señalar: “así fue”, aduce: “así lo quise”, y postula al mismo tiempo la búsqueda (de algo que no se sabe bien qué es) como una marca identitaria (qué lenguaje, qué impudor).

jueves, septiembre 21, 2006

Sí.

Pronto de vuelta...

lunes, septiembre 04, 2006

BANG