domingo, abril 10, 2005

Ah que la...

Recuerdo la primera vez que experimenté Mullholland Drive, de David Lynch (iba decir “vi”, pero la neta, las pelis de Lynch se vi-ven). Luego de que finalizó la película me quedé con una terrible sensación de angustia —casi miedo—, a la par de una enorme fascinación. No podía explicar exactamente qué era lo que me había provocado tal sentimiento. Tal vez la forma narrativa, un tanto onírica y fragmentaria, tuviese mucho qué ver. En dicho filme nada es lo que parece: la inocencia se mezcla de manera esquizofrénica con la decadencia; lo absurdo y lo real conviven sin mayor problema. En última instancia, hay «algo ahí» que se siente pero que es imposible expresar con palabras. Ahora, percibo que el panorama nacional presenta características muy similares a un filme de Lynch. En este sentido, quizá una inesperada herramienta para entender la Libertad de Nahum Acosta y el [casi seguro] encarcelamiento de López Obrador se encuentra en la bizarra lógica que subyace al desarrollo de los sueños. Freud ha señalado al respecto que en los sueños —aún las más crueles pesadillas— opera una especie de enmascaramiento: representan la realización o el incumplimiento de un deseo [reprimido] por parte de quien sueña. Esta especie de “deformación onírica” —como (creo) que la llama el mencionado autor— distorsiona lo soñado [lo censura], haciéndolo aparecer como un conjunto de imágenes sin sentido, accesibles sólo a través del análisis y la interpretación. Si esto que ocurre en el país es un sueño mío, me cae que oculta una excelente tendencia masoquista de mi parte: al mismo tiempo que se me enrojece la cara de vergüenza por la libertad de Acosta Lugo, veo fascinado cómo Nahum dice que lo que le hicieron es una vergüenza para el país y que por ende piensa demandar a la PGR; al mismo tiempo que observo la terrible Caída de nuestra incipiente democracia, escucho a Fox decir que la liberación de Acosta Lugo pone de relieve la autonomía del poder judicial. ¿Y el miedo Sr. Presidente? ¿Qué no alcanza a ver que la liberación de Nahum Acosta no es otra cosa que un síntoma del miedo a las consecuencias, a las vendettas, a las venganzas narqueriles? No cabe duda: varios espectros rondan por México. Que cada quién se aferre al suyo… Je, je. Pareciera que esto es el colmo. Pero no. Quienes saben, dicen que lo peor está por venir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo por eso he decidido vivir la vida real cuando estoy dormida, y saber que es solo una pesadilla esta vida despierta.

Abrazos

noemi

http://noemi.guzikglantz.com

Igor dijo...

Excelente vía, Noemí. Prometo explorarla. Je je.