Es de noche
la soledad entra sin avisar
por debajo de la puerta
como para acompañarme
en aquellas horas
en que sin querer llega el recuerdo
y se te imagina por aquí
caminando descalza, transparente
Y casi sin querer
se abren heridas nuevas
sobre las cicatrices
de voces que recuerdan
y que te escriben
intentando decidir
entre tristeza y olvido
Lo cierto es que
escribir es una mentira
que se desangra en episodios
y gota a gota nos arranca el alma
en un juego de espejos
y de sombras
en el que la vida se escapa
arrastrando los pies
como para no hacer ruido
Mientras que desde la melancolía
te invento, te escribo,
y recuento —uno a uno—
como un ritual
sin llorar, casi
los nombres que me habitan la memoria.
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