¿Somos un país [cuyo deporte es] mediocre?. Indudablemente. Hace días había decidido no escribir acerca de las olimpiadas. Todo lo referente a la Grecia deportiva que satura los medios en estos días me provoca una flojera inaudita. En realidad me importa poco lo que suceda con la delegación mexicana que se fue, abanderadita y todo, para Atenas. Pero es inevitable no referirse al tema. A donde quiera que he ido en estos días, ese es el tópico de conversación más recurrente (¡hasta mi abuela está afectada por el virus olímpico!). Así que ya me contagié. Lo peor es que dormí mal anoche, así que mi humor está como para agarrarme a pedradas. Como decía mi jefecita santa: “No estoy buscando quién me la hizo, sino quién chingados me la va a pagar”. Además, los terribles resultados en la justa olímpica que se han obtenido hasta el día de hoy ponen de relieve un montón de cosas de las cuales creo que vale la pena burlarse un poco. O mucho, depende quién lo haga. Por lo pronto, yo voy a jugar aquí un poco. Va.
En primer lugar, simplificando brutalmente los argumentos de Max Weber, puede decirse que éste, hace ya un rato, se interesaba en rastrear y comprender los orígenes del espíritu capitalista. Según él, uno de los factores fundamentales de dicho espíritu radica en el ethos del protestantismo (la distinción entre el Calvinismo y el Luteranismo es fundamental para Weber, pero resulta intrascendente dado lo que pretendo argumentar). Esto equivale a plantear una relación entre la confesión religiosa y la estructura social. Así, una ética ascética, emprendedora, parca, capaz de manejar los sentimientos de culpa a su favor, produjo el desarrollo de una sociedad marcada por una ideología capitalista (la cual, por cierto, hoy es la dominante a escala mundial). La predestinación (los llamados al reino eran elegidos a priori, desde en denantes) no era un impedimento para que el individuo se autoflagelase trabajando con el objeto de hacerse digno y respetable en sociedad. De hecho, la profesión, o mejor dicho, la concepción luterana de la profesión implicaba una misión divina, la cual había que desempeñar lo mejor posible, aún cuando uno no fuese de los elegidos.
No quiero señalar que tal o cual sociedad, por ser protestante, tenga un mejor desempeño (i. e. deportivo, económico) Con enunciar los nombres de China y Corea sería suficiente para derrumbar una hipótesis tan ingenua. Pero, siguiendo con el juego, aceptemos por un momento que Weber no estaba tan alejado de la realidad. Lo que intento destacar, medio en broma, pero también medio en serio, es, que el ethos católico y moralino de buena parte de la sociedad mexicana influye de manera radical en las construcciones simbólicas/ideológicas que subyacen a nuestro hacer. Y el caso de los deportistas mexicanos (sobre todo la selección mexicana de futbol) resulta bastante ilustrativo. Pero vamos por partes. ¿Dónde puede apreciarse mejor el ethos al que me refiero? ¿en dónde se condensan los elementos que constituyen tal ethos? Desde mi punto de vista, los medios de comunicación son fundamentales (un supuesto de la escuelita de Francfort indica que los medios son los transmisores de la ideología dominante de la clase capitalista; ahora vemos con sorna a tal supuesto porque implica una audiencia idiota. Pero para seguir con el juego, aceptémoslo un poco). Como ejemplos tenemos a las campañas de las grandes televisoras de nuestro país: «Vive sin drogas», de TV Azteca y «Tienes el valor, o te vale», de Televisa. Recurro a ésta última porque ahorita acaba de salir un anuncio en la tele. En dicho anuncio aparece una familia más o menos típica a bordo de un auto familiar más o menos típico: el padre va manejando, y al ver un auto mejor que el de él, piensa «ese es un auto, y no la carcacha que vengo manejando»; la hija, al ver a una jovencita que transita por la acera, piensa «esa es ropa, y no las garras que traigo puestas»; con la madre sucede igual, al ver una casa mejor que la suya piensa «esa es una casa, y no donde vivimos». Los rostros de todos ellos se notan amargados, tristes. No así el del hijo menor, el cual lleva a contraviento, por fuera de la ventana, un pequeño avión de plástico, vistosamente verde. Sonríe ampliamente y piensa: «!Éste es el mejor avión del mundo!». Luego viene una voz en off que dice «la gratitud es un valor». Finalmente, el niño interroga (cuasitelepática e inquisidoramente) al espectador ¿y tú, tienes el valor, o te vale?.
Si uno mira ese spot con cierto dejo de desconfianza y de ladito, puede entrever un montón de cosas. Siguiendo con el juego, aceptemos entonces los supuestos de la escuela de Francfort y las hipótesis de Weber. En ese sentido, lo que importa destacar aquí es cómo en los medios, y sobre todo en las campañas actuales que dictan el contenido de las buenas conciencias, se condensa un ethos moralino y católico que está marcado por el conformismo. Recordemos que en el citado spot se privilegia la gratitud que muestra el niño con respecto a su avión, y se descalifica el inconformismo del resto de la familia porque, como podemos verlo, eso les ha amargado la mirada y les ha puesto adusto el rostro. Pero la línea argumental del multicitado spot tiene detrás de sí un fuerte mensaje ideológico (ideología entendida como falsa conciencia, otro supuesto risible, cortesía de Marx): confórmate con lo que tienes, goza tu pobreza, que en el reino de dios todo te será compensado. Recuerda que este mundo es para sufrir y expiar. En el otro, en el mundo de la gracia divina, todos tus pesares te serán recompensados. Siéntete culpable si acumulas, vulgar capitalista y hereje. No trabajes en este mundo, ni luches por mejorar, al fin y al cabo, con tus penas, te estás ganando el reino (diferencia fundamental entre catolicismo y protestantismo), ya tienes el mejor avión del mundo (iluso), tu equipo de futbol es el quinto mejor del mundo según la FIFA (iluso), sólo está atravesando por una mala racha (a pesar de que esos tipos ganen un millón de pesos mensual, pero en eso mejor no hay que fijarse). Se, pues, un mediocre. Nice ¿no?
Finalmente para avanzar una casilla más, cabe mencionar que lo que estoy tratando de plantear aquí no se reduce a la esfera del deporte, sino que se extiende a otros ámbitos que poco a poco se van llenando de mediocridad. Diablos, ni siquiera en piratería podemos obtener un primer lugar (somos el tercer país productor de piratería en el mundo). Habría que romper, pues, con el lastre que representa la dominación colonial, que en última instancia es de donde se origina el ethos católico que nos atraviesa. Como ejemplo tenemos a las viejas futboleras. Ellas sí. ¿Acaso el equipo femenil de futbol no hizo, ya, un mejor papel que la selección “varonil”? Ellas rompieron la regla de que el fucho es un deporte de hombres y mírenlas: quién quita y hasta se traigan una medalla. Y ojo, esto no es intolerancia contra ninguna religión, ni un fundamentalismo velado. Por favor, no se me tome en serio. No niego que soy el peor malinchista de la historia, y gracias a dios, soy ateo. Pero no quiero aparecer como un macho idiota y superficial. O por lo menos no tanto. Lo que escribí hoy no tiene nada qué ver con ello; es, más bien, una simple observación de un tipo que durmió mal y que amaneció con el hígado hecho trizas porque no hay nada más que deportes y deportes y deportes en la tele. Chale. Qué hueva me doy. Ya no puedo ni ver Ventaneando y La Oreja a gusto. De cualquier modo, acepto de entrada todas las mentadas. Me las gané a pulso.
Abur.
3 comentarios:
Exagerado!!, si alguien te llega a mentar la madre por esto, seguramente la única razón será la envidia, jeje =P.
Estoy completamente de acuerdo contigo en este post, y más que tomarlo a broma, creo que hay que tomarlo más bien enserio(no tanto como para preocuparme). Los católicos nos atacan, y todo en los medios de comunicación nos bombardea con mensajes catoliquitos, son como un virus, y lo peor es que sus mensajes no son demasiado productivos que digamos, pero eso si, lo saben disfrazar muyy bien. En fin....What can we do'?=/
No te me agüites: Somos el primer mundial en consumo de refrescos de cola, medalla de plata en cirrosis hepática... qué chido.
Ayer en mi insomnio me chuté toda la caminata, y en serio que los cronistas hacen un gran esfuerzo para mantener nuestras esperanzas aùn cuando todos ya sabemos que ya valió... propongo medalla de peltre para ellos.
Y una medalla de oro para los clavados sincronicados de Horkeimmer y Adorno.
Mi querido (¿?) Ræncoria
Me uno a usted (permitame el usted en señal de respeto) en el odio a la saturación en los medios de las Olimpiadas, yo misma trabajo en uno y creame que estoy hasta la... (omito el resto de la frase para no ser censurada)
Por mi parte creo que en lugar de estar atenta a los resultados de las olimpiadas (no más de lo neceseario) me mudaré a los paraolimpicos
El otro tema que trata es sumamente preocupante... mas preocupante aún es que haya quien se crea en verdad esa cantidad de mensajes y para muestra varios botones, si me lo encuentro en algun camión se los muestro
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