viernes, julio 22, 2005

Diálogo a una sola voz

Hay quienes creen que leer a Cervantes [ponga usted aquí el nombre de su Escritor favorito] es una condición necesaria e ineludible para tener acceso a la Literatura. Autor imprescindibilísimo, le dicen, adoptando una pose de autosuficiencia erudita mientras citan —de memoria— algún pasaje oscuro de “La llegada a Barcelona” o de “La Cabeza encantada”. Yo al único Cervantes que conozco es al que religiosamente vendía tacos de birria todas las mañanas en la plaza de mi barrio [hasta que le destazaron el voluminoso vientre por un misterioso lío de faldas]. Dicen que tenía el hígado del tamaño de su inseparable botella de mezcal. Su vida sí que era literatura de la buena. Literatura o literatura, he ahí el dilema. Cuántos prejuicios pueden ocultarse detrás de una simple mayúscula ¿no? Habría, pues, que agarrar a martillazos a esa gran “L” hasta resquebrajarle los cimientos, adelgazarla hasta que quede en el anoréxico y precario equilibrio de una “l” que a duras penas se sostiene. Desdivinizar la Literatura implicaría hacer estallar el Olimpo literario al que sólo los Escritores pueden entrar por derecho propio [¿por derecho propio?]. ¿Por qué no convertirse, pues, en escritores así, con minúscula, [patos] terroristas que le tiran a las grandes letras [escopetas] sostenidas por una sociedad mafiosa de Escritores que no se han enterado de su propia muerte? Ese día la Literatura habrá dejado de ser tal. Ese día vivirá la literatura.

Es muy probable que nunca publique nada de esto en ningún lado [salvo en mi blog] y sólo pueda dialogar a una sola voz… conmigo. No importa. Yo no quiero ser Escritor. Es más, no quiero ser nada. No puedo querer ser nada. Aparte de eso, sólo quiero escribir, es decir, adoptar una especie de “nomadismo de la reflexión”, como llama Lapierre a esa necesidad de enfrentarse siempre al bloque macizo de lo conocido, al mito de la Razón [en este caso literaria], rompiéndose los dientes si es preciso. Un nomadismo tal que implica proceder a saltos, desarrollando una idea por aquí y otra por allá, revolcándola, tanteándola, olvidándola por un rato para luego retomarla si nos apetece. ¿Por qué no hacer un cuento a modo de disertación filosófica o presentar una disertación filosófica escrita en tono de novela light? Quizá habría que hacer de toda literatura un ensayo [literario], atravesando las fronteras de cualquier género. De este modo, no resultaría difícil encontrar en algún verso de raíz poética las claves para pensar el papel del escritor y al mismo tiempo impensar la Literatura: “el poeta [el escritor] hurga en su corazón/como quien busca pan en la basura —dice Luis Chaves—/ la poesía [la literatura] moja el colchón/ y en las páginas del diccionario/ de la real academia/ escribe el teléfono de la esposa/ de su mejor amigo”. ¿Captas? Así, más que puntos de llegada [más que textos encerrados en sí mismos], habría que establecer «campamentos provisionales», abiertos, que inviten a la ludicidad, sí, pero también a la (auto)crítica [intertextual]. Más que al autor —como sugería Barthes—, habría que dar muerte al Escritor. La Literatura agoniza; el tiro de gracia habrá de dispararlo el escritor. Pero como el buen desencantado y apático que soy, estoy casi seguro que hasta la acción más subversiva tiende a reificar los órdenes establecidos. Ante ello, como siempre, surge la bendita duda: ¿acaso todo lo anterior no es más que el reverso de una patética súplica en la que quien esto escribe implora ser reconocido como un Escritor? ¿Acaso el rechazo de todo aquello que representa la Literatura no es sino la más pura literalidad de la metáfora que involucra al ardor que mató al quemado? Quizá. Quién sabe. Lo que es cierto es que [solo] sólo escribo para contradecirme y, cuando escribo, me crece la nariz.

13 comentarios:

Ernesto Rodsan dijo...

Jajaja chido Igor. Mucha reflexión teórica sobre la Literatura. Yo no conocí a Cervantes, el taquero, pero me hubiera gustado probar unos cuantos de birria. Los del Chino son muy recomendables, aunque se le acaban temprano. Yo prefiero los de lengua, sin importar que sean un poco más caros.
A la mera y quieres conocer a Ariadna, la que será amante de Alejandro, ella quiere ser literata y dar conferencias en la FIL, por eso lleva su diario y lee a Paulo Coelho.
Pero más allá de todo esto, la Literatura es una puta que se vende al mejor postor. Así es que no veo por qué respetarla ni tratarla con miramientos.

nacho dijo...

Jeje, estuvo bien este post, con chisguetes de reflexión, tostadas de humor y salsa de varios chiles. Seguramente el Cervantes de la birria y yo no nos cruzamos en el camino (en principio nada tuve que ver con el lío de faldas ese), pero penso que recomendar a Cervantes, el mocho de Lepanto, es una obligación, no por ningún ardid intelectualero, sino por mera celebración del sentido del humor que tenía el hombre, un vago que tomaba la literatura en serio y en broma (como también tomaba la vida).
Uno tiende a ponerse serio con los temas picudos (la literatura, la filosofía, la academia, la crítica, etcétera) porque tratamos de llamar la atención (ni quien nos pele). Estoy de acuerdo en algunas cosas que mencionas sobre el "Olimpo" de la literatura y las vacas sagradas: "el sistema" literario. Pero la única forma de romperle la madre es escribiendo cosas que hagan reir a todos de tan serias: ironía, le llaman a esa facultad. (Ya ves, ya me puse serio), Jajaja. Por otro lado, de acuerdo con defragmentar los géneros, dinamitar las fronteras de los estilos y las formas, la cosa es hacerlo, mas no reniegues de ser escritor, ese título lo otorgan o lo retiran los otros, no uno. Bueno, saludos y salud. (Hb)

Enigma dijo...

M;e quedo con el borrego viudo.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Anónimo dijo...

Considero Estimado Maese, que el problema no está en lo que escribieron los que ahora consideramos grandes (llámese Cervantes, Dante, Goehte, o cualquier otro), sino en la forma que se los apropian unos pokos, y la bola de micos con pretensiones intelectuaolides que les creemos y legitimamos dicho papel.
P.D. Yo estoy de acuerdo en madrear esa "L".

Saludos!!

Anónimo dijo...

Un día me enseñaron que merced a una extraña fórmula la doble negación se convertía en afirmación. En ese sentido, su "no quiero ser nada" se convierte en un "quiero ser algo". ¿Se resbaló?, je. No puede querer ser nada (como usted bien lo afirma), porque esa nada ya es algo.

Pero entremos en materia. Creo que usted da en el clavo cuando nos da cuenta de cierto saber que ya posee (aunque intuitivamente): "estoy casi seguro -dice- que hasta la acción más subversiva tiende a reificar los órdenes establecidos". Y es que, su ferviente crítica está creando al objeto que critica (la Literatura), y no sólo eso, sino que lo está entronizando, reconociéndole un supuesto poder inmenso; aunque lo pinte como la ilusión que padecen quienes se creen Escritores. Pero no creo que lo haga en caracter de "ardido"; la neta, sus escritos no tienen nada que pedirle a aquellos de los que se las dan de Literatos.

En fin, yo diría que la mejor forma de criticar las actitudes de esos personajes (los sabios Escritores que creen habitar en el Olimpo), es leer lo que escriben como literatura; y no inventando, junto con ellos, eso que llaman Literatura, para después (aparentar) darle de madrazos.

P.D. Chido que sea capaz de cuestionar sus propias certezas.

Anónimo dijo...

Sí, si, te queremos, no te preocupes :)

Anónimo dijo...

Con la pena mi estimado, pero no es lo mismo leer, gozarla, tener como referentes y alardear de Dante, Borges, Cervantes, Shakespeare o Joyce que hacerlo con quienes "escupen" a la L.
También prefiero la soberbia o la imbecilidad de quienes leen a los primeros que a cualquiera de los que se vanagloria de no hacerlo.

zipperbelt dijo...

Interesante maese.
Humildemente pienso (y todo esto no es nada nuevo) que habemos pinchateclas y grafómanos; algunos con pretensiones de esa gran "L".
hay escuela y ejercicio y disciplina y toño eso/ pero también -y m+s escaso- hay talento (o "genio" o "agudeza" o como quieran llamarlo).
Yo no estoy en contra de los masters of the universe of Literature, pero dadas mis limitaciones -así como los tiempos que corren- estaría de acuerdo de desmantelarle ese pie a la "L" para que quede algo m+as inestable pero no menos interesante como lo sería un límite o frontera vertical: "l" a secas.
Las semejanzas que ofrece esta puerta vertical con una mujer me parecen obvias; algo así como si la Literatura fuera una anciana, y la literatura una menor de edad.
Hay que escribir!!

saludos y gracias por las copias.

fabio

Anónimo dijo...

Excelente idea. Asesinar con el escritor será el mejor logro de la literatura.

La literatura es un oficio de aniquilamientos. La literatura de antaño dibujó todo lo que ahora nosotros debemos asesinar (¿Nosotros? Perdón, yo ya estoy muerto. Es la literatura la que asesina)

Anónimo dijo...

Uhmm! Mañas tiene un libro titulado "Soy un escritor frustrado" (bastante malo, por cierto). Pobre Quijote... ¿o no?

Cada uno tiene sus libros de "Literatura" y no siempre debe coincidir lo establecido con lo que a uno le gusta leer. Yo por ejemplo no soporto a Sthendal.

Anónimo dijo...

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