domingo, enero 23, 2005

Welcome to the jungle....

Cárceles de máxima seguridad. Ja. Eufemismo para nombrar a las escuelas de más alta especialización criminal del país. La calle dejó de ser el lugar privilegiado para aprender a delinquir. Si quieres conocer las mejores triquiñuelas, ingresa a un CERESO. En lo que va del año ya se han perpetrado más de sesenta ejecuciones relacionadas con el narcotráfico, incluyendo los seis funcionarios masacrados justo afuerita de su chamba. Nada mal, ¿eh? Es evidente que el endurecimiento de la vigilancia en los penales ha traído consigo la puesta en marcha de los sicarios del narco. Sin embargo, dudo mucho que se esté gestando una guerra frontal por parte del Estado. Si hemos de ser honestos, es necesario reconocer que no se tiene con qué: carecemos de medios e infraestructura para ponernos al tú por tú con cualquier cártel, aún el más pinchurriento. No obstante, el queridísimo Fox, poniéndose bushoniano, dice que piensa librar “la madre de todas las batallas” en contra del narco. Ja. Perspectiva ilusoria de nuestro presidente. Pareciera no recordar que el poderío narqueril se ha colado incluso aún en el sacrosanto ejército (i. e. Gutiérrez Rebollo y sus secuaces). No, hombre, ninguna guerra. Simplemente estamos siendo testigos privilegiados del funcionamiento del aparato digestivo de la nación. Así funciona esto. No pretendo ser futurista, pero cualquiera con dos dedos de frente puede pronosticar que el verdadero problema va a surgir allá por el 2008, después de los primeros años del próximo gobierno. Imagínense al Peje en la silla. O a Madrazo. O (dios no lo quiera), a Alberto Cárdenas... Es como anunciaba el slogan de la película de Alien contra Predator: gane quien gane, nosotros perdemos...

Mientras escribo esto, no puedo evitar una risilla irónica: hace poco me invitaron a una boda en Medellín, a la cual, desafortunadamente, no pude ir. Lo irónico es que pareciera que si yo no voy a Colombia, ésta se viene (con todo) para acá.

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