miércoles, enero 09, 2008

Ay, no mames

Factum brutum: no hay afirmación más ideológica que aquella que postula que vivimos en una época en la que la ideología ha sido superada. Sin embargo, dicha afirmación resulta cada vez más adecuada. A todas horas y en todo lugar, uno se encuentra inmerso hasta el cogote en el ámbito de lo ideológico. No hay escapatoria. Aún en los sitios más inesperados: tanto en el más inocente consejo que brinda la abuela, como en los programas gubernamentales más profundos y progresistas. La vida cotidiana está plagada de ejemplos. Tomemos algo tan simple como un viaje en avión. ¿Acaso la sonrisa implantada en todos y cada uno de los que componen el personal de abordo no ejerce una profunda labor de ocultamiento? Recordemos que cada vez que ingresamos en la cabina de uno de estos aparatejos estamos propensos al más terrible desastre. Confiamos en que la sonrisa del piloto o la sobrecargo esté originada por la seguridad de que llegaremos bien a nuestro destino. Sin embargo, la eterna sonrisa de estos personajes tiende a enmascarar lo horripilante de la situación. “Bienvienidos”, nos dicen cuando atravesamos la pequeña puerta con nuestras mochilas o maletines. Haría falta que complementaran la frase: “Esperemos no morir hoy”. Luego, una vez con los cinturones abrochados y a punto del despegue, comienza el ballet del horror: con movimientos gráciles, elaborados, las sobrecargo comienzan a señalar las puertas de salida y los procedimientos de emergencia. Pareciera que la labor de estas personas es hacernos más placentero el viaje. No obstante, su verdadera función consiste en presentarnos de manera bonita lo espeluznante que puede ser un accidente aéreo. Ideología pura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Últimamente he escuchado/leído a personas hablar sobre pensamiento, ideología, fantasía, ilusión y no sé si es porque no he dormido bien en estos días y ahora me pego la cruda por desvelotrasnochodesmadrugada o si de plano así soy generalmente (jaja dúdenlo) pero ahora que te leo sólo puedo pensar que burdamente podría decir que todo eso nos lleva a lo mismo, pequeños grandes detalles que nos distinguen unos de otros, que nos hacen vivir tal o cual cosa diferente a los demás
No sé si en este punto logre demostrar a donde quiero llegar pero mi intención es sólo decir que a final de cuentas lo único importante es vivir como podamos, así tal cual, sino … pos cómo?
Digo, porque no a todos se nos da eso de pensar :s y menciono únicamente pensar porque si no nos detenemos a pensar (ja) pues lo demás como que no importa mucho que digamos, no?

saludos!!

Igor dijo...

Efectivamente, estimada Lola. Pensar está sobre-evaluado. Si uno quiere ser verdaderamente feliz, el requisito número uno es dejar de pensar. Para siempre. De una vez por todas. Habría que proponer la trepanación a zapatazos como la única vía para alcanzar la felicidad. Lo digo sin sorna ni ironía. Jeje.