miércoles, abril 25, 2007

Update

Pues por fin se aprobó en el DF la despenalización del aborto. Y como era de esperarse, arreciaron las protestas de los sectores más conservadores. De aquéllas, quizá las más radicales sean las emitidas por los jerarcas de la Iglesia católica. En una primera lectura, tales protestas podrían ser interpretadas como una reacción casi natural, obligada. Una defensa sana de sus argumentos frente a aquello que les parece injustificable, incluso criminal. Todo ello constituiría, quizá, la moneda de uso corriente en un espacio público realmente democrático. Sin embargo, si uno escucha realmente las voces alarmadas de tales jerarcas, el transfondo que se revela es verdaderamente terrible y desolador. Ante tanta insistencia, nos orillan a interrogarnos ¿por qué se ha hecho tanto escándalo en torno a este tema? En última instancia, la respuesta es bastante simple: por el poder. Recordemos que en la medida en que el poder se fragmenta, se dispersa, el rol y la legitimidad de las instituciones pierde peso. Ello es precisamente lo que ocurre. Lo que está en juego aquí no es la defensa de una vida inocente, ni el impedimento de un microasesinato; ése es el argumento facilista al que recurren los jerarcas para apelar a la culpa de sus fieles, sino la pérdida de poder por parte del clero. Si dejan a las mujeres decidir sobre su cuerpo, pronto el resto podrá decidir sobre lo que le conviene y lo que no. Sin duda, lo anterior debe resultar, cuando menos, atemorizante para las altas autoridades de lo divino. Habrá que estar, como siempre, en guardia, y no pensar que por ello, se está libre de toda ideología.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que facilmente demagógicos tus argumentos... y que falsos...
"Que las mujeres puedan decidir"...

que la iglesia defiende su poder...

¡¡¡PAMPLINAS PROGRESISTAS DE IZQUIERDAS PARA JUSTIFICAR LO INJUSTIFICABLE: EL ASESINATO DE INOCENTES.

Si ser progresista consiste en defender lo indefendible... prefiero no serlo

Igor dijo...

Estimad@ anónim@: Primero, habría que conocer lo que significa demagogia. Palabras más, palabras menos, ésta remite a aquellas estrategias que interpelan a las emociones (tales como la culpa) de los sujetos para ganar el apoyo popular. You do the math. Ahora, no basta parafreasear a Lucerito para contradecir un argumento que, sin duda, es fácilmente demagógico. Ojalá y para la próxima le eches más ganas ¿sale? Yo sé que puedes. Ah, y una última pregunta ¿cómo se le llama a aquel que tira la piedra y esconde la mano?

Igor dijo...

Oye, Anónimo, y gracias por regalarme una enorme carcajada. Hace muchísimo tiempo que no leía una palabra tan graciosas como Pamplinas. De verdad te lo agradezco.

Anónimo dijo...

Pues como decimos en el foro “Ya que te gusta el arroz con leche…por debajo de la puerta te paso un ladrillo”
Demagogia: Según la definición del DRAE: Uso político de halagos, ideologías radicales o falsas promesas para conseguir el favor del pueblo (en este caso el beneplácito de tus lectores).

Y al final de tus argumentos, que contradigo repitiendo el término PAMPLINAS que tanto te ha gustado, no se desprende otra cosa que:

a.- radicalismo, pues tal es la invocación al miedo a perder su poder por los que llamas jerarcas de la Iglesia católica.

b.- halagos , pues tal es la invocación al derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos con olvido de que el nasciturus es desposeído de todo derecho)

y c.- falsas promesas ---o más bien falsas conclusiones--- pues no es de recibo la ecuación que formulas según la cual si se deja a las mujeres decidir sobre sus cuerpos todos podrán decidir sobre lo que conviene o lo que no)

Radicalismo, halagos o falsas conclusiones tendentes todos ellos a lograr el beneplácito de tus lectores hacia tus posiciones ideológicas.

Por cierto tu contracrítica responde a los tics propios de la descalificación del adversario (“..en la próxima échale más ganas…yo se que puedes…” o “¿Cómo se llama quien tira la piedra y esconde la mano?” recriminandome el comentarte como anónimo, cuando en tu blog tan solo te identificas como IGor…) actitud tendente a la elusión de la crítica, muy propia del progresismo dogmático intolerante de la izquierda radical al que tan acostumbrados estamos quienes mantenemos posiciones ideológicas diferentes.

Insisto, si por progresismo entendemos defender lo indefendible y argumentar no esencialmente sino instrumentalmente, prefiero no ser progresista.

Efectivamente en tu escrito los argumentos favorables al aborto son meramente utilitaristas, pues no defiendes el aborto en su propia esencia sino por lo que tu valoras de utilidad “liberadora” de su implantación.

Insisto: PAMPLINAS, que según el propio DRAE significa TONTERIAS.