jueves, agosto 18, 2005

¿dios?

Nunca he comprado un portarretrato.[i] Sin embargo, y lo confieso casi sin pena, soy un fan de las ilustraciones que traen en sí tales artefactos. Para mí, mirarlos en los anaqueles de las tiendas departamentales, observar detenidamente las imágenes que hay en ellos, analizarlas, equivale a contemplar a los animales en un zoológico. Quizá lo de los portarretratos sea, incluso, aún más divertido: puedes estrujar a placer un artilugio de estos sin mayor riesgo que el de una pinchadura en el dedo y la posterior gotita violácea. Intenta hacer lo mismo con una pantera o un mico y ya me contarás tu divertidísima experiencia. En este sentido, no me cabe duda que la variedad enorme de géneros, especies y subespecies de portarretratos merece la pena de, cuando menos, una buena genealogía. Como decía, es usual que en estos artilugios venga inserta una imagen genérica, a veces impersonal, con el objeto de mostrarle al cliente cómo se verá su fotografía una vez colocada en el espacio correspondiente. Ya sea en acuarela, plata y gelatina, o cualquier otra técnica, las ilustraciones muestran, por lo regular, barcos navegando, atardeceres montañosos, ancianos besándose, animales retozando, frutas apetitosas o payasos compungidos. En fin, hay casi[ii] de todo.
____Sobra decir que cuando camino por los pasillos de las tiendas departamentales me entretengo largas horas diseccionando la diversidad de modelos y formas y colores [tanto de los portarretratos como de las imágenes] que existen. La vocación de sustituto que cumplen tales imágenes, de cosa desechable-que-está-ahí-sólo-mientras-pones-tu-foto resulta, cuando menos, fascinante. Son un excedente cuyo único destino tal vez sea el bote de basura, la encarnación sublime de la nada o algo peor. Es probable que la colocación de las imágenes en los portarretratos responda a una estrategia comercial que me es desconocida. Sin embargo, es innegable que hay algo de misterio en todo ello: ¿quién las hace? ¿Son fabricadas exclusivamente como relleno de portarretrato? ¿Tienen otra finalidad diferente a ese triste destino? ¿Hay un movimiento artístico que pueda denominarse como «portarretratismo»? Se antoja hacer una arqueología de las ilustraciones.
____Si bien es cierto que me interesan más las imágenes que los portarretratos, habría que agregar, en justicia, que es sorprendente la ubicuidad de estos últimos. No tienen un lugar establecido en el universo de las tiendas departamentales. Si uno busca mayonesa, anzuelos, o vino tinto, sabe a dónde dirigirse. Cada cosa está en su lugar, junto a otras cosas que también están su lugar, en pasillos numerados, en departamentos específicos. Pero si lo que se busca es un portarretrato, el asunto se torna difícil. Si interrogas acerca de ¿dónde están los portarretratos? a los dependientes con el letrero de “pregúnteme, estoy aquí para ayudarlo”, inscrito en la espalda, se les cierra el mundo. No saben qué decir, tienen que comunicarse por radio con sus superiores. Aquello se vuelve toda una odisea. Esto es así porque no es extraño encontrar portarretratos tanto en «enseres para el hogar», en «línea blanca y electrónica», en «niños y bebés», en «farmacia» e, incluso, me ha tocado ver a más de alguno perdido en «salchichonería». Es más, en una ocasión descubrí uno dentro de un refrigerador, justo detrás de los helados de chocolate. Aunque no lo creas. Eso sí, casi nunca he encontrado uno en «fotografía» o «revelado e impresión». Además, con respecto a ello podría decirse que…
____Mmmm. Ok. Está bien. Divago, lo acepto.
____Me pasa lo mismo con casi todos los asuntos espinosos (i. e. futbol, política). Pensarás, y con razón, que este texto se titula “¿dios?”, pero sólo habla de los portarretratos. No es un error. La primera ocasión en que dudé de la existencia de dios fue a partir de una imagen que vi, a los diez años, en un portarretrato, en una tienda departamental. Por ello, en principio, la idea original de este texto consistía en discutir acerca de dios, por lo que la escritura con minúscula, y el encierro del título entre signos de interrogación constituyen un posicionamiento: intentan (de)mostrar que dios no existe, sino sólo a través de sus efectos, de manera retroactiva, a posteriori: como el centro ausente de la ontología divina alrededor del cual se estructura el orden simbólico de lo religioso. Pensaba decir que no me cabe duda que la fe mueve montañas, porque ha hecho a mucha gente creer en algo que nunca ha visto. Si hay milagros, creo que uno de ellos es, precisamente, la fe ciega. Iba a argumentar también, desde la lógica del reflejo, que si el mayor logro del demonio era haberle hecho creer a los seres humanos que no existía, cabría interrogarse si, en consecuencia ¿no será que el truco más grande de dios ha sido hacer creer a los [pobres] mortales que él verdaderamente existe? Si se acepta lo anterior, entonces dios sería una ficción vacía que sólo puede ser percibida a través de los efectos que [la misma idea de dios] produce. En tanto idea, dios sería una construcción discursiva; una palabra, pues. Si esto es así, ¿entonces fue el ser humano quien creó a dios a su imagen y su semejanza, y no a la inversa? Todo eso iba a decir. Pero luego caí en la cuenta de dos cosas. Primero, que otros ya han expresado lo mismo de manera brillante y más convincente que yo. Segundo, que la cuestión es bastante tramposa: tratar de demostrar la (in)existencia de dios coloca a quien lo intenta, desde ya, en una posición en la que se plantea, de inicio, que dios existe, invalidando todo argumento posterior. Concluí entonces que, para un verdadero ateo, el tema en sí resulta irrelevante. Y yo soy ateo, gracias a dios. Por eso, prefiero hablar de portarretratos y no entro-meterme en las cosas de dios, para que ella no se inmiscuya en las mías.
____¿Captas?


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[i] ¿Has notado que muchas veces las cosas aparentemente más banales y situadas en el margen son, precisamente, las que sirven de cemento para la sociedad? No sé si los portarretratos lleguen a tanto. Pero pienso, por ejemplo, en el papel crucial que juegan las secadoras de pelo, omnipresentes en todos y cada uno de los moteles de la ciudad, en sociedades tan conservadoras como la nuestra. Imagínate qué sería de algunas de las niñas bien-y-de-su-casa si llegaran con el cabello mojado a sus respectivos hogares, luego de largas sesiones fluídicamente amorosas con sus novios, amigos, maestros, etc. Tanto amor obliga a la ablución, sobre todo si consideras que cuando salen con sus amigos, las niñas sólo van a misa, al teatro, al cine, al parque, a tomar una nieve, etc. And I bet you know what I mean.
[ii] El casi. Otra vez el maldito casi. Siempre se me cuela en el texto. Esta palabra que parece inofensiva, y que alude en cierto modo a una esperanzadora completud, a algo que posiblemente llegue a estar entero un día, tiene un reverso oscuro: abre una brecha enorme, un abismo en el que cabe casi todo: el casi, más que algo que está por acabarse, más que un vacío a punto de ser llenado, es el signo mismo de la más pura y eterna incompletud, la falta conspicua que hay en casi todo. Es más, casi podría decirse que habría que reflexionar más acerca del, en relación con, con respecto a… a ¿qué?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A los ateos les encanta hablar de Dios. (con letra mayuscula).

Ivanovish dijo...

Caray...cuando le leo post como este me recuerdo de porke desde el principio lo nombre como el Maesse Rencoria. Es todo un placer leerlo, y si, aunque varias veces he dicho que a veces su lectura resulta ocmplicada, no por ello deja de ser fascinante y enriquecedora. Caray...que desgraciadas ganas de poder echar una buena platicada con usted bajo los influjos de un buen vino tinto.

Anónimo dijo...

Crecí creyendo que mi madre era esa joven, cuya imagen aparecía en el portarretrato ubicado en el buró de mi cama. Mi padre me dijo que ella murió justo al darme a luz, pero que siempre la tendria a mi lado, ahí cerquita.

Un buen día, al dar una vuelta loca en la cama mientras dormía, dí un manotazo y el objeto más preciado de mi habitación cayó al suelo y se hizo añicos. Cuando lo levanté, cual va siendo mi sorpresa que la supuesta foto que contenía no era tal, sino un simple recorte de revista.

No obstante, debo confesar que, con todo y la frustracíón que sentí, no puedo evitar el apego que siento con la modelo. Me hace falta a mi lado, para qué es más que la verdad. Por eso, compre un portarretrato nuevo, coloqué en él el recorte, y lo volví a poner en el buró. Aquí no ha pasado nada.

Anónimo dijo...

Te refieres a que el concepto de Dios es un implante como las fotos de "mientras" de los portaretratos?

Chrontázar dijo...

Y bueno, de dios (sí, con minúculas) mejor ni hablar. Yo me uniría al movimiento estético del "portarretratismo" si no fuera porque mi cámara se ha vuelto mañosa y quiere que sus hijitas perduren. Méndiga, aún cree en Dios (el de ella, sí, con mayúsculas).

libréluna dijo...

Cuando una crece inmersa en el caos ideológico: abuelo republicano exiliado, abuela enemiga del matrimonio (aunque haya vivido con el abuelo republicano exiliado durante 40 años), madre tapatía, padre tapatío-tradicionalista-perolibrepensador y hermana más mocha que la mismísima Santa Teresa de Ávila pero con tendencias principesas; una puede verse inmersa en discusiones tales como la existencia-inexistencia de Dios, la fé que mueve montañas, el amor es ciego, el café debe ser negro y sin azúcar, lady-D es la onda, los hombres son peces en el mar, y una infinidad de etcéteras previsibles... Entre tanto o tan poco, a una le queda hacer una bandera de los recortes de los ababderamientos de los otros y convertirse en un ser mediático entre lo que me heredaron y lo que pretendo ser.
Un abrazo y felicidades. El jueves hay reunión circuitera, luego le paso lugar y hora.

Monchis dijo...

"...dolor divino,
aplasta el alivio infernal..."


Mara Endemoniada¡ Jà

saludos desde aqui¡¡

nacho dijo...

Bien por el desarrollo de la imagen del portarretratos. Todo un fetiche sin duda. Me recuerda aquel poema catalan que menciona:

"Guarda el sue retrat a la cartera".

Un abrazo fraterno. humphreybloggart