lunes, octubre 17, 2011

Carta 45

Mi muy estimado Sr. Bauman,

Lo respeto mucho. Bueno, más o menos. Por lo menos me gusta cómo escribe, y tiene bastantes buenas ideas. Lo leo por afición a veces, y otras, por puritito morbo. Como hoy, en la entrevista que le hicieron recientemente para El País. Quiero decirle que me resulta por lo menos curiosa su puntada, señor Bauman, al señalar que la afectividad, lo emocional, es casi como un defecto, una falla del sujeto colectivo; como si ello fuera un elemento que debería ser erradicado de toda movilización. ¿Será que para usted, querido y entrañable polaco, la miseria del 15-M (y por extensión la del resto de las acciones globales que están teniendo lugar) es un desperdicio, una cuestión “apta para destruir”, pero “inepta para construir nada”?. Más razón y menos víscera, parece querer decirnos cuando afirma que “el 15-M es emocional, le falta pensamiento”. Insisto: resulta un argumento “curioso” (por decirlo suavemente) para alguien que ha hecho de la licuefacción un modus vivendi. El problema –el gran problema- de su argumentación baumaniana, señor Bauman, aquella que se despliega en la entrevista que le hicieron recientemente y que fue publicada en la edición de hoy de El País, radica en que tiene una raigambre que se hunde en las miradas más ortodoxas y tradicionales desde las que se observa a la acción colectiva, a la movilización social. Afirmar que la emoción resulta incapaz de construir cualquier cosa presupone a un tipo específico de sujeto, es decir, uno cuya racionalidad es inmensa, lo cual le permite un acceso transparente, sin mediaciones, a aquello que llamamos realidad. Ese sujeto, es más, digámoslo desde ya, ese Sujeto, así, escrito con mayúsculas, es el Sujeto Moderno par excellence, anclado en la Razón (también con mayúsculas), el arquitecto chimelesco de su propio destino, movilizador de recursos, dueño de una voluntad inquebrantable que le permite hacer coincidir su ser público con su ser privado. La mayor virtud de este Sujeto que nos dibuja en sus palabras, señor Bauman, es su potencia para desprenderse de toda emoción, de todo afecto. ¿Acaso la acción colectiva hoy debería estar conformada por un ejército de humanoides tipo Sheldon Cooper? Quizá, señor Bauman, ha visto ya demasiados capítulos de The Big Bang Theory.

¿Que el 15-M, esta especie de detonación de un movimiento de movimientos, es emocional? Claro que sí. ¿Que es horizontal y carece de liderazgos? Por supuesto. ¿Que su principal falla es la falta de pensamiento, la posibilidad de construir algo? Definitivamente no. (Hoy hay por ahí una cosa que se llama Google; le sugiero que googlié a Camila Vallejo). Esta conclusión, por demás apresurada, a la que usted llega, señor Bauman, tiene que ver con una lectura limitada, con una estrechez de miras, con un anclaje en pensamientos colonizados por el pasado. Reitero: conclusiones curiosas para alguien que ha hecho de la licuefacción su forma de vida. “Las gentes se sienten solas”, asevera usted, señor Bauman. Y desde luego, efectivamente, se sienten solas. Pero hoy comparten sus soledades. Más aún: comparten sus soledades en la esfera pública. Toman la calle y así transforman, desde ya, el campo político. Por supuesto, es preciso no sobredimensionar lo que está pasando. No hay una clase obrera que busca instaurar la dictadura del proletariado. Los mecanismos hoy son otros, señor Bauman. Lo que usted llama “emoción” no es sino otro de los rostros de algo que hemos estado extrañando desde hace un montón en el seno de la acción colectiva: la ideología, es decir, el pensamiento crítico. Es precisamente ahí, en aquello que usted ve como falla, como una gran falta, en donde se encuentra la riqueza, la potencialidad, del 15-M, del 15-O, y de lo que se acumule esta semana.

Atte.

I2 (de Igor y de Indignado).


PD

Aquí está la entrevista que le hicieron...

http://politica.elpais.com/politica/2011/10/17/actualidad/1318808156_278372.html

No hay comentarios.: