martes, julio 21, 2009

De dedazos y quebrantos

Quisiera decir que mi interés es puramente académico, y que detrás de estas líneas sólo hay un afán analítico. Pero es imposible. Aparte de la pretensión de estudiar lo que ocurre en la esfera pública nacional y local, también me mueven un poco la pena ajena y el morbo . Es que, por más enraizadas que estén las ideas que sugieren que “todos los políticos son iguales” y que “el poder corrompe”, siempre es divertido encontrarse con ejemplos que pongan de relieve lo anterior; y sobre todo, es fascinante hacer leña del árbol caído. En esta ocasión, no cabe duda que la pe-erredización priísta del PAN se lleva las palmas. ¿Acaso las escenitas telenoveleras protagonizadas por los blanquiazules en fechas recientes no son sino la encarnación conspicua de lo que los “supuestos” artífices de la democracia han denominado como “antiguo régimen”? Veamos: primero, frente al evidente fracaso electoral, Germán Martínez, el ocasional muchachito pendenciero, se amilana y renuncia a la dirigencia del partido en un acto al que en los medios (azulosos) se quiso vestir de aparente dignidad, pero que equivale, más bien, a pedir de regreso los calzones porque ya no se quiere participar en el juego. Se fue y nomás les dejó “la viborita chillando”. Ahí que se arreglen.
Acto seguido, tras un evidente dedazo presidencial, como en los good old times, César Nava se candidatea para entrarle al quite y asumir la dirigencia panista. Desde luego, va solito, igual que en la época más dorada del priato. Y tal como cuando eran oposición, parte del Sanedrín foxistazulino pone sobre la mesa un quejononón: Creel, Espino, Corral, García Cervantes, Aguilar Coronado y Priego se escandalizan, y señalan en conferencia de prensa que el proceso interno es “una simulación” y que está “viciado de origen”. Vaya eufemismos para esconder la tradicional búsqueda del hueso. Me cae que no tienen llenadera. En fin, parece que en última instancia en la cúpula del PAN también se enarbolará la tan famosa estrategia del voto nulo, porque han dicho que piensan reventar con todo la elección interna. Ya hay encuestólogos que se preguntan si esta división entre facciones y facciosos (perdón, corrientes ideológicas y correligionarios) traerá como consecuencia una fractura interna definitiva. No hay que sorprenderse si en unos meses los panistas también postulan solaztecamente la refundación de su partido (¿por la mitad?).
Y bueno, quién lo iba a decir: en Jalisco no se cantan mal las rancheras. Acá los azulinos también andas de las greñas (igual o peor que en la sede nacional del pan, allá en la capirucha). ¿Y nosotros? Para variar, con nuestra suerte negra, nos sacamos la rifa del tigre, y en medio de este mar de incertidumbre hay dos anclas fundamentales a las cuales siempre es posible aferrarse: 1.Las cosas cambian sólo para seguir iguales; 2. Vivir en México equivale a un profundo acto de fe.
Que conste que lo digo sin el más mínimo asomo de sarcasmo (ajá).

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