miércoles, agosto 20, 2008

Pendejo

Iluso. Te crees un intelectual indispensable para el fluir de nuestro tiempo. Piensas que tu voz resuena con fuerza, que tus palabras hacen eco en las masas que te leen y que te escuchan, emocionadas. Te sientes un pilar central en la civilización occidental (sí, la occidentalidad aquí tiene una doble lectura). Pendejo. No te has dado cuenta que la civilización murió hace décadas. No eres sino uno más de los gusanos que pululan y se arrastran por el cadáver pestilente. Carroñero de la cultura. Apestas. Me das una flojera infinita. Mírate al espejo. Enfrenta tu realidad. Recuerda que no eres diferente del narrador de un partido de futbol: le describes a la gente qué es lo que está mirando en sus pantallas. Eres un accesorio. A lo mucho, un subtitulador de imágenes. Un pie de página. Te asumes como central, y resultas ser un terrible periférico. Qué pena. Verdaderamente, qué pena. Das asco. Y verguenza.

3 comentarios:

Mo Than 30 Clients Served dijo...

Jajajaja! Duro y a la cabeza, Sis! Todo lo que huele a intelectual[oide], es carroña muerta! Zombies vivientes que ni siquiera perciben la podredumbre de su propia carne!

Beatriz dijo...

De pronto sentí que esto era mi propio retrato...
debe ser mi propia conciencia que me persigue y detrás de ella, muchas dudas.

Igor dijo...

Por eso, lo más sensato es escupirle al espejo todas sus malditas verdades, estimada Beatriz.