martes, marzo 27, 2007

En favor de nada

A pesar de que suena como un lugar común, no cabe duda que el campo político mexicano está atravesado por fuertes transformaciones. Esto se entiende mejor si se toma en cuenta que muchos de los aspectos pertenecientes al ámbito de lo íntimo, de lo personal y privado, se están tornando —cada vez con más fuerza— en parte de la agenda pública. El tópico más reciente con respecto a ello, es el aborto (y apenas unos días antes las preferencias sexuales estaban en el centro del debate). Frente a esto, es difícil no tener una postura. Yo, por ejemplo, si fuera mujer, sé de cierto que no recurriría a ello, sin importar las circunstancias. Sin embargo, estoy a favor de que cada quien decida por sí mismo. Sobre todo en lo que refiere a tu propio cuerpo. Desde esta perspectiva, resulta tentador calificar los reclamos de la jerarquía católica como fascistas, puesto que intentan imponer sus puntos de vista sobre el resto de los mexicanitos y mexicanitas, por vida de dios. En última instancia, nos permiten ver el verdadero rostro del régimen, ya que desvelan el la farsa democrática en la que estamos inmersos.

Sin embargo, adoptar una postura así, de movilización social, contestataria y radical en apariencia, es la salida fácil, el posicionamiento cómodo. De hacerlo así, lo único que se logra es legitimar al sistema (observa lo que le pasó al Peje). El verdadero radicalismo estaría en alejarse de la situación, en recular, en el retorno a lo íntimo, en —insisto una vez más— plegarse a la más rigurosa ortodoxia individualista. Recordemos que uno de los mayores lugares comunes (en la literatura relativa al caso) remite a la idea de que aún el posicionamiento más apolítico y distanciado tiene un marcado componente político. Esto es: aún cuando decidamos apartarnos por completo de la vida política, estamos adoptando una postura frente a algo que nos interpela. Lo anterior condensa en sí el núcleo temático de la más pura actividad política. No cabe duda que en nuestro país es urgente contar con un manual que nos enseñe cómo estar a favor de nada.

(y qué hueva me doy cuando escribo).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

y es que si hacemos: mal. y si no hacemos: peor.

David Temper dijo...

En EUA el criterio legal para el aborto es permitirlo a juicio de la madre hasta 3 meses de gestacion, regularlo de 6 a 9 meses en base a opinion médica y prohibirlo de 6 a 9 meses con excepcion de riesgo mortal para la madre.

La religión y la ley son asuntos aparte, partiendo de que no debe haber una religión de estado. Asi que ninguna religion tiene derecho a imponer su vision metafisica de la vida sobre la ley.

Claro está, aquellos fuera de la ley prefieren un juicio conservador, porque la clandestinidad le da valor agregado a su servicio y elimina trámites.

En este caso apoyo que se aplique el criterio de EUA, aunque sea con un periodo mas corto ( permitido hasta 2 meses de gestación) para asegurarse de que la salud de la madre corra un riesgo mínimo y el desarrollo del feto no haga factible que sienta dolor. Esto es, cuando aún es un cúmulo de celulas indiferenciadas, pues.

La famosa foto del bebé aferrando el dedo del doctor que iba a practicar su aborto marca un punto en contra del aborto irresponsable (aborto que se ejecuta contra un ser totalmente formado dotado del deseo inherente de vivir) pero no zanja la cuestión de cuándo interrumpir la gestación es coartar una vida. Se requeriría definir la vida en términos objetivos, tarea imposible.

Mientras tanto, la ley debe considerar los hechos y llegar a una solución mediada entre la diversidad de conciencias de los ciudadanos, sin imponer un punto de vista religioso. Laicismo ante todo.

David Temper dijo...

Sobre la desobediencia...

Aplicar las reglas a la inversa no es desobediencia, porque el afirmar el enfrentamiento refrenda la autoridad al menos como oposición.

Esto se trata en el libro El Hombre Rebelde de Camus: el rebelarse implica negarlo todo... aceptar algo es aceptar la totalidad.

Para negarse a participar del debate del aborto seria necesario cortar la condicion previa que lo plantea, es decir, la posibilidad de concebir. La negación última sería esterilizarse permanentemente.

Claro está, ello marcaría otra decisión... realmente no hay escape jaja

Pero el considerar mal el actuar o no es una decision, por mucho que nos hayan dicho (o programado) lo contrario.

Actuar con responsabilidad es la única fuente genuina de libertad. Estar en favor de nada sólo promueve la inercia. Que no se queje de las consecuencias el que permite que alguien mas tome decisiones sobre su vida, ya que no actuar fue su decisión...

Anónimo dijo...

Lo que sea, pero que la Iglesia no se meta.. POR FAVOR!