viernes, noviembre 11, 2005

62. En el borde

Éste es el primer capítulo de la novela que nunca publicaré
Dentro de unos minutos estaré muerto.
___Qué estupidez.
___La realidad me llega toda de golpe, amplificada. Justo ahora percibo cómo una gota de sudor me resbala por la sien. Es como si al mismo tiempo de sentirla, la estuviese observando desde fuera de mí.[1] De cerca. Muy de cerca. Casi puedo ver los poros de mi rostro. Humedad superficial, a flor de epi-dermis. Baja por la mejilla y se atora en la comisura del labio. Intuyo el sabor salino.[2] La gota se condensa con otras que había ahí, y sigue su viaje hasta el mentón. Transluce. Tiembla. Luego cae. Yo [¿él?] no puedo moverme. Otra gota va naciendo para repetir el trayecto. Ahora resbala una desde de la frente. Ahí va otra, saliendo de la parte posterior del cuello. Siento la camisa empapada. Qué asco. Tengo una profunda conciencia de mi cuerpo, de mi respiración, de mis latidos. Los colores se ven más vivos, las sensaciones son más intensas.
___Visión Superlativa.
___¿No se te [me] ocurren otras palabras?
___No.
___Pendejo.
___Pendejo tú.
___Allá al fondo el sol comienza a ocultarse [todo es tan raro. Parece como si el paisaje entero diese pequeños saltos, no, más bien parecen espasmos, estertores, y luego…es como si todo regresara a la normalidad. Fuck. ¿Normalidad? No puedo explicarme mejor. Parpadeo un par de veces. ¿Será que…?]. Las nubes van adquiriendo un tranquilizador tono violáceo [¿recuerdas el cuerpo horriblemente amoratado de? Sumamente tranquilizador]. El viento se vuelve cada vez más frío y me revuelve el cabello. A pesar de ello sigo sudando.
___Copiosamente.
___Pendejo.
___Pendejo y asqueroso.
___Pendejo tú.
___¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí? Aprieto los puños. Ante mí los edificios se extienden como una alfombra de concreto hasta perderse en el horizonte. Es curioso: el paisaje no es monótono y gris, como pudiera pensarse. En los techos hay cosas inimaginables [cacharros, ropa, antenas, gente] que le dan al entorno un caótico aire de tapete persa [qué lenguaje, qué impudor]. Un tapete muy duro, eso sí.
___«¡Salta de una vez, con una chingada!», grita.
___Escucho su voz muy cerca. Muy. Siento como si en mi estómago se agitase una roca fría. ___Tengo miedo de voltear hacia donde proviene su voz. Agacho la cabeza.
___Humillado.
___Pendejo y asqueroso.
___Veo cómo mis pies descalzos se mueven un poco, indecisos, cada vez más cerca del borde. ___Carajo, tengo las uñas largas. Con mugre. Pinches garras, de haber sabido me las hubiera cortado. Gruesome. Disgusting. La cornisa, cubierta de moho, está demasiado resbalosa. La pegajosa sensación me produce náuseas. No puedo controlar el temblor de mi cuerpo. Si pudiera ver la expresión de mi rostro, seguro que me doblaría de la risa. Ja, tengo la ciudad a mis pies. Estoy en el borde. Qué estupideces se me ocurren en momentos como éste. Diablos, creo que voy a llorar.
___«¡Que saltes, pendejo!», grita otra vez.
___Luego escucho murmullos. Voces apagadas, como detrás de un muro.
___Respiro profundo.
___Me atrevo y lo miro fijamente a los ojos.
___Sonríe… ambos sonríen.
___Dentro de unos minutos [menos que hace un rato] estaré muerto.
___Narración en tiempo real. ¿Cool, no?
___Pero esperen. Esto no comienza aquí:






¡REW! (it’s an order, in case you didn’d cacht it before) .[3]





_________________
[1] Va, desde ya, una clave de lectura: la disociación entre el Uno y el Otro marca el entramado que se irá tejiendo a lo largo de estos textos [con el objeto de arruinar(me), también desde ya, toda posibilidad de linealidad interna del relato].
[2] Los principales componentes del sudor son sales minerales y agua. Su producción está regulada por el sistema nervioso, y se genera en las glándulas ecrinas, situadas en la piel de todo el cuerpo. Una vez en la superficie se mezcla con el sebo o grasa procedente de las glándulas sebáceas, lo cual dal lugar al manto hidrolipídico, también conocida como emulsión epicutánea.
[3] Incierto lector o lectora: piense, por favor, en lo que ocurre cuando presiona el botón de REW en el control remoto de su videocasetera, mientras corre la película. ¿Logró visualizar las imágenes en retroceso y a alta velocidad? Bien, va muy bien. Ese es el efecto que se buscaba. Ahora presione STOP. Genial. Luego PLAY. Así, gracias. Vea a un tipo recostado en su cama. Duerme. En su cara hay una expresión de desasosiego. Es fácil observar el REM [Rapid Eye Movement, por sus siglas en inglés] en sus parpados. Gracias. Ahora puede pasar al capítulo siguiente, o al capítulo cero, como usted prefiera. [¿Por qué le hablas de usted al lector, pendejo? ¿No que a ti las reglas, las buenas costumbres, y el respeto, te la pelan?] ¡Cállate! Usted (dis)cúlpenos, (no) era nuestra intención.

5 comentarios:

Ivanovish dijo...

Mmmm, a pesar de ser la novela que nunca publicara, ya publico una parte en el blog. Lo de las anotaciones al margen no lo comprendo, ¿Es necesario explicar lo que explica? ¿no es ese acaso el objetivo de la narrativa dejar que las palabras expliquen el contenido de la historia? es como leer un libro teniendo al autor aun lado nuestro para asegurarse de que entendemos las palabra stal y como él las creo... pero, ¿no es acaso eso la belleza de las palabras, que cada quien las intepretará a su modo?

Vanessa Alanís dijo...

la muerte anda muy presente últimamente en neustros posts.
me gusta como rompes/reconstruyes y reinventas las palabras

Igor dijo...

EStimado Ivanovish, aquí deja de ser capítulo de novela y se convierte en post. Su estatuto de realidad cambia radicalmente, al grado de que me permite afirmar que nunca la publicaré ¿Me explico? Con respecto a su otra pregunta, a la que interroga por la idea tiene qué ver con otras que he expuesto aquí: si la literatura tradicional implica la libre y subjetiva interpretación, es decir, el ocultamiento del autor/narrador... ¿Por qué no trastocar ese orden preciso irrumpiendo, conduciendo, molestando al lector? Total, lo peor que puede pasar es que cierre el libro o del click en un link. Nada más. Poe decía que en tus textos no colocaras un rifle detrás de la puerta si no pensabas utilizarlo después. Yo creo que ni madres. Si a mí se me pega la gana de poner un rifle que después se convierta en resortera, ¿por qué no hacerlo? ¿Para qué tanta economía del lenguaje? ¿Para qué ser concisos si tenemos a nuestra disposición TODAS las palabras? ... ¿No?

Chido por usté, Diminui. Se le espera más seguido por acá, para ir compartiendo la muerte diaria. Venga.

nacho dijo...

Recién leí "Los periodistas" de Vicente Leñero, me sorprendió el primer capítulo (échale una hojeada) por el recurso estilístico que utiliza. En tu caso, la idea de utilizar varios elementos discursivos, alternados por las notas del pie de página también sorprenden. Sin embargo, la primera nota extravía la tónica del pie de página al intentar revelar el artificio de la enunciación, lo que elimina la sorpresa. Nos enfrentamos entonces a un antitexto narrativo pues se elimina de antemano el principio de la sorpresa en la estructura. Si tal es la intención, entonces el resto de las notas deben guardar el mismo tono, de otra manera se descompone el tono.
Te mando un abrazo.
nacho mondaca

Igor dijo...

Gracias mi estimado Nacho (HB). Acertadísimos sus comentarios y sugerencias. Créame que las tomaré en cuenta y habrá correcciones al respecto. Gracias de nuevo.

I.