viernes, octubre 07, 2005

¿Ficción?

Se detuvo abruptamente. Miró en todas direcciones. La avenida estaba casi vacía. Llovería en cualquier momento y la gente se apresuraba. Nadie parecía prestarle atención. Sacó —por cuarta vez durante ese día— la vieja billetera de su bolsillo, y extrajo el mugroso papel en el que, con tinta roja, había ido marcando minuciosamente la localización precisa de sus «tesoros». Lo desdobló. Temblaba un poco, como siempre que. Guardó de nuevo el mapa. Se dirigió hasta el sexto arco de cantera. Puso su portafolio en el piso. Junto al pilar, alzó su mano hasta tocar el borde de la pequeña cornisa. Sus dedos palparon la superficie rugosa, impacientes. Ahí no había nada. Buscó otra vez, sin resultados. Comenzó a desesperarse. 4, 5 6, contó de nuevo los arcos. Estaba en lo correcto. Se alzó de puntillas para explorar con mayor profundidad y, finalmente, ahí estaba su pequeña caja. La tomó entre el pulgar y el índice. La puso frente a sus ojos y ajustó sus gafas. La abrió. Comprobó el contenido y sonrió satisfecho. Todo parecía estar bien. Volvió a dejar el paquete en su lugar. Se sacudió las mangas del elegante saco. Acomodó el nudo de su corbata y siguió su camino. Ya sólo faltaba una verificación más para poder irse tranquilo a casa.
_____Por hoy.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un tipo con fijación anal severa :)

El leprosario dijo...

Buen relato. Todos ocultamos algo, lo interesante es saber qué!!

Mo Than 30 Clients Served dijo...

Ja! Eso! La Cuadradez ante todo!!!