jueves, octubre 20, 2005

¡Chido!

Pudiera pensarse, con razón, que buena parte de las ideas que he expuesto aquí acerca de la postliteratura hunden sus raíces en alguna tradición literaria concreta (o mejor aún, en muchas). No dudo que la lectura de Cortázar, Borges, Palahniuk, Chaves, Cervantes Mailer, y tantas otras que pudieran enumerarse de manera igualmente caótica, han influido de modo fundamental en ello. Pero el otro día, debido a mi afán snob e intelectualoide y, sobre todo a que disponía de unos minutos de inútil ocio, intenté rastrear «la ruta» por la que he llegado a toparme con la [urgente necesidad de una] postliteratura [¿y eso a quién carajos le importa?]. Obviamente, todo esto ocurrió mientras me chutaba La Parodia, en la televisión. Me sorprendió ver, en dicho programa, la imitación de un personaje que encarna a la perfección el singular-universal del teporocho: el so called Changoleón. Unos días después, me tocó observar en la pantalla el sublime momento en que al Changoleón verdadero le presentaban a su monigote. Ser testigo de La Presencia del Changoleón auténtico frente a su [botarga] Real casi socavó por completo la [particular] ontología changoleonezca: era ver como la sombra de una sombra, atestiguar el momento en el que se abre una brecha sin posibilidad de sutura, un acceso a la liquidación total, a la nada. Días después ocurrió algo similar con Jolette y Daniel Bisogno. Fue fabuloso. Entonces entendí: si, de acuerdo con lo que he insistido en otras partes, los efectos preceden a la causa [sí, tal como lo lees], entonces encontré el enclave de la postliteratura, irónica y precisamente, en la televisión. Sobre todo de la mano de Facundo y de Bisogno, esos dos personajes de la tele que, desde mi punto de vista, son (casi) lo único (im)presentable y (des)honroso de dicho medio. Digo esto, claro, con mucho cariño. Desde que Facundo hacía Depasónico, en Telehit, hace ya algunos años, lo he considerado un tipo genial. Hoy, con Incógnito, su programa más reciente, está logrando lo que a mi modo de ver debería ser el propósito último de toda (post)literatura: des(cons)truir brutalmente aquello que sirve de pilar, ejercicio y soporte, es decir, acabar con la televisión desde la televisión [destruir la literatura desde la literatura misma]. Daniel Bisogno, desde la Cuchufleta y ahora en Ventaneando, hace lo mismo: derriba a diestra y siniestra a cuanto pilar se le pone enfrente. Sin duda, ambos tipos están (re)haciendo, hoy, la televisión del futuro. Están adelantadísimos a su tiempo. ¿Qué si no puede inferirse al contemplar a Changoleón frente a su doble? ¿Acaso presentar lo impresentable (i. e. un teporocho, caguama en mano, mugroso y chimuelo) no rompe con el estereotipo que ha plagado desde siempre a la esfera televisiva? [claro, sólo para formar nuevos estereotipos... Pero esa es en última instancia la idea ¿Captas?]Para el caso de la literatura: ¿por qué no contar Rayuela desde la perspectiva de Pola, o Babs, o el viejecillo reclamón del piso de arriba, justo el día en que murió bebé Rocamadour? ¿Realmente la Güera Limantour no constituye la antítesis de toda fémina/estrella televisiva [y lo mejor de todo, es encarnada por un bato]?. Ni hablar, Facundo y Bisogno nos están mostrando el camino para la des(cons)trucción total de la literatura. Chido güeyes.

7 comentarios:

Scarlett Freyre dijo...

TODO EL mundo habla de Rayuela , nunca lo eh leido , pero me urge leerlo .....

Enigma dijo...

Y ademas... anexa que el tipo de "codigo davinci" hizo una mala novela, ya que ni como novela policiaca se puede ver su libelo, y cuantos le adoran hasta la admiracion.

Muestra de la ignorancia de hoy en dia.

Buen post, ya te estare visitando de nuevo.

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Igor dijo...

Sí, Scarlett. Urge. Chido por la visita, Mr. Enigma. Nos vemos en su blog.

Ernesto Rodsan dijo...

Chales, estuvo chida la imagen de la herida que no alcanza sutura. De ahí a que Bisogno esté adelantadísimo a su tiempo... pos... no sé. Creo que las propuestas de nueva televisión no están surgiendo de TV Azteca, ni tampoco creo que la Güera Limantour esté derrumbando ningún pilar, ni proponiendo algo nuevo, ese rollo ya lo había sacado Paco Stanley. Desde luego los dos me parecen grotezcos y están tan dentro del sistema en el que se nutren que no están trastocando nada. Facundo es otro rollo porque incluso lucha contra la sensura de gobernación y se atreve a mostrar chichis de las güeras Springbreakers que le caen a emborracharse bajo el solesito mexicano. Propuestas de nueva televisión creo que han surgido en Televisa Guadalajara y en el canal 8 de telecable de Zapopan donde se están abriendo espacios a quienes habían estado sensurados. Lo que no alcanzo a enteder cabalmente es tu propuesta: podríamos decir que Rayuela contada desde Pola o Babs ya no sería literatura? Dejaríamos de llamarle televisión al surgimiento de nuevos paradigmas y estereotipos como dices que están haciendo Bisogno y Facundo? No puedo dejar de pensar que la lucha que propones es muy parecida a lo que hicieron en Abandaro o Woodstock, donde los esquemas y pilares que sostenían al pensamiento de la juventud fueron simplemente destruidos, todo para que al final la estructura terminara enguyéndolos tranquilamente; incluso los beatles, elton john y freddy mercury recibieron el título de sir. Tu no ensayo literario en el que le gritas a Magritte que se calle no es literatura? En fin, de cualquier manera eso de la postliteratura se oye de caché, sobre todo en este tiempo de lo post post. Es chido inventar nombrecitos pero creo que en última instancia cómo se le llame es lo de menos.
Ahora no sólo quiero decir que viva Bizancio, sino larga vida a la creación.
Saludos

Chrontázar dijo...

Si andamos de facciosos, mi dedo apunta a Yohualli, yo no considero a ninguno de los dos (Bisogno y Facundo) como parteaguas, sisma o nada que se proponga, al menos para tomarse en serio, que como entretenimiento tendrá su validez o no, éso le corresponde a cai'caduno, como diría mi entrenador chiapaneco de básket.

En cuanto a la post literatura, desde viejo hay vanguardias (o sea, cómo?) que se instituyeron en la ruptura hasta hacerla una tradición de la cual todos bebemos ahora.

Qué queda cuando todo está roto y retorcido (y ésto para mí tiene el valor más alto en los menesteres de la creación, pero a fin de cuentas no son más que modelos a seguir y que algunos autores, entusiastas, anónimos, plagiadores etc, se cuelguen del mote para intentar sobresalir) y no hay más que mirar hacia atrás?

Alguna vez leí en este mismo espacio que las lozas de los clásicos se las pone uno encima, no ellos a uno, y éso es lo que les da a las estatuas con pies de barro que realmente nos obliguen a seguir tal o cual tendencia. Yo, por mi parte, no me parto los sesos ni en pensar en ellos (que sí en leerlos) cuando escribo, ni en esperar reconocimiento (mentira, estamos aquí por algo, verdad?)de talla universal.

Creo fervientemente en la libertad creadora como fuerza imperecedera, y que por más pilares que se rompan, habrá otros que se erigirán y serán derrumbados, a su vez... y la creación, tan campante...

Larga vida a Bizancio.

El leprosario dijo...

Buenas reflexiones. El escrito me dejó pensando en las nuevas ideas y propuestas que no sólo en la literatura, sino en otros campos surgen y luchan por imponerse sobre las existentes. Al respecto, aunque el Bisognio me parezca un pambazo de primera, no puedo dejar de reconocer que sabiendo leerlo, podemos situarlo en nuevas posturas no sólo televisivas sino literarias. Sin descartar el centro de tu argumento que me parece es el de enriquecer caiga quien caiga) una visión -casi monolítica- por múltiples modos de abordaje del tema, en el caso de los programas televisivos hay que incluir el factor económico como parte del análisis. Es decir, en su afán de ganar espectadores, estos medios son capaces de desnudar a todo el mundo, vestirlos de homosexuales, hacer chisme de cualquier cosa, pasar japoneses comiendo bebés cocidos, etc., y lo que puede parecer vanguardista, original o desacartonado, termina volviéndose un susurro incansable que al paso del tiempo nos hartará.
Además, si aceptamos que en las nuevas tendencias de la postliteratura el espectador juega un papel igual o más importante que el emisor, no sólo Facundo o el Bisognio se pueden leer de manera crítica, Barney o los teletubbies pueden también servir ¿no?.

Mo Than 30 Clients Served dijo...

No hermanito... Neto (como ya te habia dicho), no creo que (al menos Facundo) se den cuenta de esa 'destruccion' a la que tu te refieres... No es mas que una actitud 'lacaniana': Yo dejare de decir mamadas, hasta que el instituto me diga algo"... Duh...