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Desde la soledad de una mesa
situada en el fondo
de un café cualquiera
Intuyo que
nombrar la piel del árbol
Es también
soñar con el aroma
dulce ∫ agrio
del tiempo que se esparce
sobre los plantíos de sal
y de ceniza
gentiles casi
de tan abyectos
Territorio yermo
Caligrafiado por las huellas
De todos nuestros muertos
cuyas voces reptan
De sur a norte siempre
Y nos aniquilan
De modo que
Ser el polvo
es también
Ser en el polvo, polvo
Verbo e idea radical: el abismo
Es ahí donde habita y se sacia
En el fondo
Toda sed de absoluto
En ese manantial que gira
Y que dibuja
De una vez y para siempre
El infinito círculo de la nada.
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