viernes, noviembre 21, 2008

Musicosas

En el principio fue la música. Acto de creación fundamental, toda arquitectura sonora se transmuta en verbo. Construye y al mismo tiempo es construida por quien la escucha, por quien la ejecuta, por aquel que la padece o la goza. Reflexividad esencial que ilumina y ensombrece; juego de espejos, letanía vital de ausencias, sonidos y silencios. Nietzsche fue quizá el primero que entendió el acto musical en su justa dimensión, al sugerir que la vida sin música era un error. De hecho, le otorgó a esta actividad un estatus cuasi divino al colocarlo entre aquellas prácticas que distinguen al ser humano del resto de los animales. Habría que llevar el argumento hasta sus últimas consecuencias, y postular que el origen de la vida misma es musical. Sin duda, una arqueología genealógica impensable encontraría que cualquier horizonte aural encuentra su punto de partida justo en el primer par de latidos. Tam tam primigenio que evoca un punto de fuga antiquísimo, cuando el primer hombre (o con seguridad, la primer mujer) golpeó dos rocas, o un madero hueco, intentando imitar aquello que sonaba dentro de su ronco pecho. Y descubrió el ritmo. Quizá después vendrían las primeras notas, guturales, emanadas de los intentos de aquella imaginaria mujer por imitar el entorno, y dotar de sentido aquello que en el futuro sería capaz de condensar y contener en sí todas las cualidades: alegría, tristeza, furia, ingenuidad, estupidez, nobleza, amor y muerte. Banda sonora del adn. Largo, caótico y reticular camino el que se ha recorrido desde aquel primer tam tam hasta hoy, donde hay tantas músicas como sujetos.  No cabe duda: si en el principio fue la música, el final tendrá que ser, también, musical. 

1 comentario:

Chrontázar dijo...

Estimado cófrade, qué bella reflexión, uno que no es músico, no tiene más remedio que remedar la música con palabras (mal y siempre), pero creo que en el caso de usté el acierto está en cómo está tejido de ternura y humedad casi amniótica su escrito. El Alfa y el Omega es siempre la música.
So is life.