martes, agosto 22, 2006

Nada

Nada. Nada. Nada. Reiteración de una palabra. Inútil. Desesperantemente inútil. Recorrer este camino como si fuera la primera vez. Dejar que las letras fluyan. Que caigan como lluvia. Letras. Lluvia. Qué estupidez. Habrá que irse de aquí. Abandonarlo todo, dejarlo atrás a que el rencor lo pudra lentamente. Encontrar un sitio seguro donde sea posible recoger los pedazos y rearmarse de la mejor manera. A relamerse las heridas como un maldito perro. Mejor aún: abandonarse. Deshacerse de todo aquello que aparentaba ser importante, y meter en una maleta todo este conocimiento que no sirve para nada, nada, nada. Alejarse. Tomar distancia. Pero ¿cómo distanciarse de la propia e insistente sombra que persiste en permanecer justito aquí, al lado mío? Explorar otros cauces ¿valdrá la pena? Hace mucho que dejé de permitir que todo ideal me fuera significativo. Ahora sé que estuve en lo correcto. Justo ahora que aposté equivocadamente y perdí. Exacto. Hacer de la suma de derrotas una victoria. La victoria consiste en salir derrotado una y otra vez. Una. Y otra vez.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

mejor no digo NADA.

nacho dijo...

Maese Rencoria, aquí intentando decifrar esta reflexión. Saludos desde Beautyfulville.
nacho mondaca

libréluna dijo...

es una reflexión muy a lo kundera, mi estimado. Espero que tales piensos te hayan llegado en tu casa-escritorio-biblioteca, con tu taza de café a un lado, Claudia del otro lado, o al menos cerca y la absoluta certeza de que al menos no te caerá el techo encima... no al menos esta noche.

Saludos desde Morelia, con tantas dudas y tantos o más rollos.

El leprosario dijo...

Muy duro mi estimado.
Mmmm, habrá que construirse una coraza contra la propia autocrítica. No se, pero se antoja difícil el momento.

Un abrazo fraterno!!

David Temper dijo...

Es recomendable ser como Sísifo... listo y tenaz hasta el absurdo (ver Camus).

En cuanto a la coraza contra la autocrítica, se vende por todas partes en diferentes presentaciones: crystal para los pobres, alcohol para la clase media o influencia y dinero para la clase alta, por decir algunas.