lunes, abril 19, 2010

Furia de Titanes (reloaded)

Si he de ser honesto, el remake contemporáneo de la cinta dirigida en la década de los ochenta por Desmond Davis me había producido altas expectativas. En aquella época, y aún hoy, Clash of Titans es una de mis películas favoritas. Pero después del domingo, estoy cierto que un título alternativo para este texto también podría ser: “O de la manera más adecuada para arruinar un clásico”. Trataré de explicarme. Luego de haber esperado un par de días después del estreno para conseguir boletos (parece que las funciones en 3D, subtituladas, y en salas VIP tuvieron una sobredemanda inusitada), finalmente pudimos ver la mentada peliculita (sentados hasta adelante, en un lugar repleto y apestoso, porque no había más). Y digo mentada en un sentido tanto figurativo como literal. Para quienes de niños tuvimos la oportunidad de ver [y leer] la versión original en la década de los ochenta, la cinta dirigida por Louis Leterrier no puede ser sino un insulto. ¿Acaso el director de fracasos tan sonados como Hulk no conoce la diferencia que hay entre forma y fondo? Pareciera que no. El caso es que hasta antes de Furia de Titanes reloaded, creía que era imposible echar a perder una de las mejores historias de la mitología griega. Pero la mano invisible de Hollywood no tiene límites: el producto que ofrece el director francés termina siendo, finalmente, un vulgar despliegue de recursos técnicos. Y nada más. La práctica de contar una historia (elemento central en cualquier intento de hacer cine) ocupa un lugar brutalmente secundario para Leterrier. Pareciera que a éste le interesa más poner de relieve el montón de aparatejos, programas, y mitotes a los que recurrió para lograr, por ejemplo, que Draco (Mads Mikkelsen) se montara en un escorpión tamaño familiar, o que Hades (Ralph Fiennes) se viera medio calvo y pudiera vomitar negro. Si a esto se le suma una cascada de actuaciones mediocres, un casting patético y un ritmo terrible, no cabe duda que las pretensiones de Leterrier constituyen el más puro acto fallido. Ni Liam Neeson o Ralph Fiennes logran salvarse. Vaya, hasta el vestuario está para llorar: ¿acaso el traje de Zeus, en lugar de ser majestuoso, no parece algo que muy apenas podría ser utilizado por Liberace? ¿Realmente Medusa no está como para dar risa? En fin, hay un momento cumbre en el filme, que condensa con precisión lo que hizo Leterrier con una de las más grandes historias de la humanidad. Me refiero a aquel en el que Perseo (Sam Worthington) tira a la basura al divertidísimo búho mecánico que aparecía en la primera edición de este filme. ¿Por qué? Porque eso es precisamente lo que uno debería hacer con Furia de Titanes reloaded: arrojarla al caño. No vale la pena ni siquiera para comprarla en su versión pirata. Me cae.