jueves, octubre 15, 2009

A quien corresponda

Dicen que hierba mala nunca muere. Yo no estoy tan seguro de ello. Sí muere, pero cuesta más trabajo. Pienso en esto ahora que escribo desde el más conspicuo aniquilamiento, apertrechado en el agotamiento de fiebre y colchón al que me ha condenado un méndigo mosquito durante ya varios días. El asunto comenzó con un súbito temblor incontrolable, y un frío brutal que me recorría el cuerpo, frente a la mirada atónita de mis alumnos, hace ya casi una semana. Tras la inmediata suspensión de la sesión, le saqué un susto a mi asistente y a un compañero de trabajo, quienes, sin pensarlo dos veces, se aprestaron a llevarme a los servicios de urgencia. Luego, conforme avanzaba la tarde, me atacó un insoportable dolor en la parte frontal de la cabeza. A esto le siguieron los consabidos médicos, los análisis de sangre, las nauseas, los medicamentos, la debilidad total, etc.
El cuadro completo.
Yo, tan obstinado, megalómano y soberbio como siempre, creía que, llegado el caso, iba a ser uno de los sobrevivientes de un avionazo. Lo que no había tomado en cuenta era lo fácil que era derrumbarme. Bastó un piquetito de un bichito, para que otro bichito todavía más pequeño se me colara en la sangre y me pusiera en mi lugar. Vaya madriza. Disfuncionalidad total. Dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabía que existían. Choque de frente contra la propia mortalidad.
Así o más frágil.
Y me da coraje. Primero en términos personales, porque ¿cómo es posible que un mosquito, etc.? Luego, la pregunta inevitable ¿qué es lo que están haciendo realmente las autoridades para combatir esta epidemia? (¿o cómo llamar a esta afección cuando conozco familias en las que más del 50 % están enfermas de gravedad?). Sé de buena fuente que los servicios de salud han probado ser insuficientes para dar atención a la población afectada. Ojalá y no pase, pero me preguntó qué pasará cuando empecemos a caer muertos por docenas. Vaya pues, mi reclamo (que es más bien mentada) a las autoridades sanitarias, desde esta pinche postración que, para alguien hiperactivo como yours truly, es como una prisión pestilente. Minguen a su chadre.
Atte
Yo


PD
Ahí me disculpan las incoherencias. Es la fiebre la que escribe.